Las finanzas personales son, como su propio nombre indica, personales.
De ahí a que sean secretas, ocultas… hay un trecho bastante amplio. Ya hemos hablado de lo que implica que el dinero sea un tema tabú por envidias y malos comentarios al respecto…
La no aceptación de tu pensamiento sobre el dinero por parte de los demás.
Cada vez hay más temas sobre los que no se puede hablar, porque si tienes un pensamiento diferente a la cada vez más aclamada minoría, eres objeto de críticas.
Hablo abiertamente sobre este aspecto porque yo misma he preferido callarme ante lo que se estaba hablando, de dinero, de política… sólo por saber cómo van a reaccionar si digo lo que opino del tema.
Si crees que estoy equivocada respecto, puedes dejar de leer en este mismo momento, o dejar un comentario expresándote, este es un país libre. Pero mi opinión sobre el dinero es que debe compartirse información, de ahí a que haya decidido abrir este espacio.
Años de experiencia me han enseñado que la gente no controla su dinero porque carece, en muchos casos, de conocimientos sobre esta materia, y se agobia por algo que no tiene… pero no utiliza lo que tiene.
Por este preciso motivo, hay cuatro razones, principalmente, para hablar sobre dinero:
Índice
Puede ayudar a todo el mundo
Creer que el dinero es un tema tabú puede impedirte hablar y pedir cosas a tu favor, como por ejemplo:
- Negociar por un sueldo en tu trabajo, o en una entrevista de trabajo – saber el rango de precios de una persona en tu posición te aventaja, porque puedes negociar para solicitar un aumento y que empiecen a pagarte como mereces, ganando más dinero. Del mismo modo, cuando buscas trabajo, puedes analizar por rango de precios y responsabilidades.
- Qué diferencia de precios hay para vender una casa y en qué fijarte – tenemos un amigo que es asesor inmobiliario, y más de una vez hemos hablado sobre cómo trabaja con los vendedores de propiedades y con los compradores. En mi caso, que he trabajado en banca mucho tiempo, conozco cómo van este tipo de préstamos y en qué fijarse a la hora de contratarlos sin que tu vida dependa de ello.
- Si te estás dejando algo por incluir en tu declaración de la renta – por ejemplo, una amiga mía me pidió hace tres años que le hiciera la declaración de la renta, y desde entonces no permite que se la haga nadie más porque las preguntas que le hice yo no se las había hecho nadie más, y por ese motivo ha reducido su pago de impuestos año a año.
- Si hay alguna factura (luz, agua, gas, seguros, teléfono…) que se está yendo de madre o tiene un importe más o menos normal – saber lo que gente a tu alrededor paga de alquiler, de hipoteca, o del seguro del coche… puede darte una idea de si estás pagando mucho o no. Podéis comparar las características de cada apartado, para ver si ese incremento es lícito, o deberías plantearte un cambio.
El hecho de ser incapaz de hablar sobre tus finanzas, puede complicar la forma en que intentas mejorar tu situación actual para llegar adonde quieres estar… Por ejemplo, hay gente que no quiere hablar de ello, sólo porque así sus problemas no parecen tan reales.
Sienten vergüenza de sus errores, o empiezan a compararse con otros, creyendo que no son tan buenos como ellos. El hecho de ponerte una venda en los ojos hace que dejes de ver la realidad.
Te ciega.
Saber las cosas es importante (más aún, en pareja)
Duda. Resquemor… e historias de terror dentro de las parejas.
Parejas sepultadas por este único motivo.
Se niegan a hablar de dinero entre ellos. No quieren que el otro sepa que tiene una deuda, que apuesta, o incluso que ha abierto una cuenta de ahorro para cubrirse las espaldas porque sabe que el otro está endeudado.
Una familia donde hay respeto entre las dos partes, debe haber confianza para poder hablar del dinero individual, para conseguir avanzar juntos y disfrutar.
La confianza y el respeto son la clave del éxito en una relación.
- Trabajar juntos – sois un equipo, y aquí entra en juego el efecto dominó: si cae uno, caen todos. Unid vuestros esfuerzos para que no falle nadie.
- Compartir información te permite mantenerte en tus objetivos – en los momentos de duda, o cuando crees que no puedes más… es cuando te apoya tu pareja.
- Evita las discusiones – no hablar de lo que ocurre con el dinero puede llevar dudas en una pareja, enfrentamientos por nimiedades… que se solucionarían simplemente hablando de lo que preocupa. Si a ti te preocupa que no sepa tu situación personal, y estás evitándole… Piensa un momento, ¿qué harías tú al revés? ¿Sospecharías? ¿O mirarías para otro lado?
- Infidelidad financiera – tener cuentas secretas, o tarjetas de crédito secretas… produce tanto un sentimiento de rechazo si la otra parte se entera, como empezar a pensar: «Si guarda secretos en esto, ¿en qué más…?» comenzando la desconfianza, discusiones…
- No fallas a la otra persona – si tienes un problema financiero, y lo compartes, la otra persona siente que puede ayudarte. Sin embargo, si sigues haciendo oídos sordos sobre el tema, y al final estalla y salpica al otro… realmente lo que haces es fallarle.
Enseña a tus hijos lecciones importantes
Hay padres que tienen miedo de hablar a sus hijos de dinero, y el hecho de que no lo hagan, empieza a forjar en la cabeza del niño que es un tema que no debe salir a la luz, es un tema prohibido. No enseñar los valores del dinero, o el sentido del dinero… sólo decir frases hechas tipo «El dinero no cae de los árboles» sólo lleva a que cometan los mismos errores que han cometido contigo.
Hábitos de gasto
Cuando yo era pequeña, quería ir siempre a comprar con mi madre. Me encantaba comprar. Prácticamente, quería meter todo en el carro de la compra, daba igual lo que fuera.
Más de una vez, mi madre me ha dicho que cuando llegaba a la fila para pagar empezaba a ver cosas que no necesitaba, y era porque yo cogía cosas de estanterías a las que llegaba y las metía a la cesta. No hablo de dulces ni nada por el estilo, tan pronto cogía un recogedor, o papel higiénico, como un brik de leche.
Si te llevas a tu hijo a la compra, puedes explicarle cómo utilizas tu lista para comprar lo que necesitas, en vez de ir pensando qué necesitas y llevarte algo que luego está duplicado en casa, cómo ganas tiempo gracias a eso…
O en casa, por ejemplo, puedes hablarles sobre el por qué estás cocinando la cena, en vez de ir a un restaurante. Hacéis cosas juntos, y les enseñas desde pequeños por qué se toman unas decisiones u otras.
Buen comportamiento
Con 13 años mis padres me mandaron a Irlanda un mes a estudiar inglés. El momento en que me dieron el dinero para “por si acaso” de ese viaje (iba a una casa ya pagada donde me daban desayuno, comida y cena; también tenía un bono para todo transporte público de allí, reuniones programadas… vamos, que no tenía por qué gastar ni un duro) me dijeron:
“Que te demos tanto dinero, no significa que tengas que gastártelo todo. Usa sólo lo que necesites”
Tu hijo, ante más responsabilidad, actúa con más cabeza. Sin embargo, tiene que saber por qué debe ser responsable, y cómo debe hacerlo.
Si un niño ve un comportamiento irresponsable por parte de su entorno, lo asume como algo normal, natural, y actuará exactamente igual. Este tipo de educación sólo se puede recibir en casa, porque lo aprende de las personas a las que más respeta.
Errores
Los niños son caprichosos. Suelen tener el síndrome del objeto brillante, pero pierden el interés pronto.
Cuando tenía siete años, me encoñé en comprarme un caramelo-anillo que estaba de moda. Valía 50 pesetas. No me gustaban los caramelos en ese momento, pero lo quería, y pedí una y otra vez hasta que me lo compraron.
Un lametazo. Cara de asco. Nunca volví a comérmelo.
Mi madre lo sabía, y me estuvo riñendo un buen rato. No porque le apeteciera, porque si no podía no habérmelo comprado desde el principio, si no para que viera la importancia de tomar una decisión frente a un gasto.
Para que aprendiera la importancia de tomar decisiones cuando compras sin arrepentirte.
En el colegio no hay ninguna asignatura que hable de valores sobre el dinero, la economía familiar, incluso la personal.
Este tema debe enseñarse en casa, y ser parte de una rutina de los padres con sus hijos.
Por qué no debería ser incómodo hablar de dinero
Aunque este artículo puede ir más encaminado a una vida en pareja, el secretismo financiero es algo que ocurre también con amigos, conocidos y familiares directos.
Yo te invito a que lo compartas. No es necesario que desgloses toda tu vida, o que seas como una cartilla de ahorros andante… Pero puedes hablarlo en rasgos generales.
Hablar de los objetivos financieros te ayuda a querer conseguirlos
Por ejemplo, quieres comprarte un coche. A mí esto me pasó hace un par de años más o menos. Al cambiar de trabajo, perdía el transporte a la empresa, y era o comprarme un coche o andar 20 minutos, 30 en bus, y 5 minutos más andando.
En verano, tira que te va, pero en invierno, entre la niebla y el cierzo de Zaragoza… no era una opción muy viable. Como un compañero de carrera trabajaba como contable en un concesionario, pensé que podría ayudarme, bien preguntando a los compañeros o dándome su opinión directa.
Lo único que me preguntaba era cuánto quería gastarme.
Y, a pesar de que yo le decía que antes de fijar el presupuesto quería saber en qué me tenía que interesar de un coche: buen mantenimiento, bajo consumo, pocos fallos técnicos…
Él insistía: primero el presupuesto, y luego los modelos y sus características.
Así que le di un presupuesto bajo: 10.000EUR
Y, su siguiente frase, tampoco contestó mis inquietudes: ¿En efectivo o con financiación?
Mi objetivo no era que me vendiera un coche si no me daba ningún dato, así que le dije que eso no le interesaba, y se molestó. Sin embargo, hablando luego con el novio de una amiga mía, me estuvo explicando lo que podía conseguir por baremos de precios, lo que tenía que mirar de los coches… y, luego, me preguntó cuánto quería gastarme.
Le dije que máximo 15.000
Su respuesta: puedes conseguir cualquier coche decente con ese presupuesto.
Investigué algo más, y cuando lo tuve claro le pedí su opinión. Y así llegó el Golfito a mi vida jajajaja.
Comparte el valor de tu deuda, y cómo quieres (e intentas) cambiarlo
Una de mis mejores amigas es una compradora impulsiva. Si yo te digo ahora que puedo vestirme mes y medio sin repetir una miserable prenda (bueno, igual pantalones sí… dejémoslo en repetir conjunto completo), ella puede estar 3 meses con un modelito diferente cada día.
La historia que hay detrás es que tiene una hipoteca, y a veces se ahoga porque quiere seguir comprando ropa. Así que, un día, nos reunimos y empezamos a hacer una lluvia de ideas. Descubrimos que:
- Tenía 5 armarios llenos de ropa
- No tenía espacio siquiera para la ropa de su pareja, y eso que viven juntos
- Quería liquidar más hipoteca porque quieren tener un niño
Lo primero que hicimos fue un mercadillo entre amigos:
- La ropa que no quería la apartó y, si queríamos algo, fue nuestra tienda particular
- Ha hecho un presupuesto para gastar, como máximo en ropa, mensual, y como le gusta hacer compras a lo grande, está aguantando como una campeona porque prefiere esperar y darse un día de lujo a ir a la tienda y mirar sólo una cosa…
- Se ha abierto un perfil para poder vender parte de la ropa que sabe que no va a usar y ha donado otra parte
Y, gracias a esto, está acumulando dinero para poder cancelar su hipoteca más rápido y ganar espacio en casa, además de unos ahorrillos extra
Pueden ayudarte con información que tú no tienes
Es imposible saber de todo. Lo que es posible es saber a quién recurrir cuando tienes una duda, o un problema.
Yo, por ejemplo, si tengo una duda de cocina recurro a mi madre, si hay que hacer algún invento en casa (cambiar un enchufe, montar unos focos…) recurro a mi tío, que es electricista, o al manitas de mi almacén, que tan pronto te monta una estantería como te cambia una valvula del coche.
A mí recurren cuando tienen una duda de banco, o de impuestos. Hay gente que me dice abiertamente lo que necesita, mientras que otros son más cerrados y hay que hacer preguntas que pueden resultar incómodas para entender exactamente qué es lo que quieren. Porque una sola respuesta de sí o no altera totalmente la explicación.
Ejemplo: La amiga a la que le hago la declaración de la renta (y le negocio las condiciones con los bancos)
Vive de alquiler.
Antes de que se la hiciera yo, se la hacían en el banco. Jamás le preguntaron nada de su estilo de vida o dónde vivía. Cuando se la hice yo por primera vez, y le pregunté que desde qué año vivía de alquiler en el piso en el que está… le dije: ¿Sabes que puedes deducirte un 10,5%?
Como si hubiera visto un ovni. No sabía de lo que le estaba hablando. La hicimos incluyéndolo, y pasó de pagar 190EUR a que le tuvieran que devolver 130.
Estaba muy contenta, incluso me invitó a un cubata. Tres meses más tarde me llamó asustada, porque le había llegado la carta negra. Le pedí que se calmara, que íbamos a recurrir y que no iba a tener que pagar nada. Lo único que tenía que hacer era ir a Hacienda para presentar los papeles.
En diciembre recibió el abono por fallo a nuestro favor. La declaración provisional se la habían mandado porque como nunca había presentado la solicitud de deducción por vivir de alquiler, Hacienda podía pensar que lo hacía después del cambio de ley (en 2015, por eso era importante saber el cuándo empezó a vivir ahí)
Igual que tú ayudas a los demás en lo que puedes, habla más abiertamente de tu situación para que los demás puedan ayudarte a ti.
Porque tú, ¿por qué evitar hablar de tus finanzas? ¿O de finanzas en general?