Levántate. Desayuna. Vístete. Ve a trabajar. Y, cuando salgas… empieza con los recados.

Llega a casa, con la cabeza frita, a las ocho de la tarde. Haz la cena y la comida del día siguiente.

Cena. Ve la tele. Duerme.

Vuelta a empezar.

Este es el día a día de una persona normal y corriente, entre semana. 52 semanas al año, quita 4 para vacaciones.

Tu vida es rápida. Acelerada. Agotadora

Imparable.

Vas corriendo a todos lados. 

¿Me equivoco?

¿Te ha recorrido un escalofrío por la espalda? 

¿Te gustaría tener más tiempo? ¿Más… libertad?

Voy a dar por ti la respuesta rápida:

Sin embargo, siempre hay un pero. Está la pregunta complicada, la que te susurra en todo momento en la oreja cuando no te escucha nadie: ¿De dónde cojones vas a sacar ese tiempo? ¿A qué renuncias? ¿De qué prescindes?

¿Tu trabajo? ¿Tu familia y amigos?

¿O es que no hay salida? 

¿Esto va a ser… tu vida? ¿Cuál es la afamada libertad? ¿Es que acaso debes resignarte con lo que tienes?

Quien se sienta en el fondo de un pozo para contemplar el cielo… lo encontrará pequeño

Anónimo

Lamentablemente, sé perfectamente cómo te sientes.

Y lo peor de todo, es que como asumes que es la realidad, la vida adulta… No haces nada para cambiarlo. Después de todo, es lo que te han dicho desde que eras pequeño.

Déjame decirte una cosa:

Te gusta complicarte la vida.

Y te lo digo sinceramente, porque yo hacía exactamente eso, todos y cada uno de los días… Y acababa:

  • Apurando el despertador por la mañana
  • Comía corriendo cualquier cosa, porque ni siquiera había podido ir a comprar
  • Utilizaba el fin de semana para ser la chacha de la casa, en vez de descansar y disfrutarlo

A eso, súmale lo peor, llegaba a jodidas duras penas a final de mes.

¿Eso era todo? ¿Haber estudiado 22 años de mi vida… para correr, llenarme el día de obligaciones, y acabar por la noche en el sofá como una seta mal plantada?

Y, encima, ¿vérmelas y deseármelas cuando iba a hacer un viaje de cuatro días… o las vacaciones? ¿Hacer números para ver cómo pagar los regalos de Navidad porque había un presupuesto muy alto… y me daba angustia decir que no podía?

Tenía 23 años entonces.

Y viene lo peor de todo: saber que no era yo sola.

Mal de muchos… consuelo de tontos

Dicho popular

Miras a tu alrededor, y ves que todos funcionan igual que tú.

Es desesperanzador.

Lo vi un día que decidí sentarme en un banco en mitad de la calle, cual jubilado, y me puse a mirar a la gente mientras me fumaba un cigarro como una catedral (nunca fumo andando).

Gente hablando por el móvil, gente corriendo de un lado a otro, sin mirar a un punto fijo… Pensando, con el ceño fruncido, moviendo los labios porque seguramente se estaban recordando a sí mismos lo que tenían que hacer…

Yo no quería eso.

No quiero eso.

Ni para mí, ni para ti.

El sistema, la sociedad… Puede no funcionar.

El mundo puede ser imperfecto. La vida puede ser imperfecta. 

Complicada, sin que hagas tú nada. Como para querer complicártela de por sí poniéndote mil tareas que no llegarás a cumplir.

Después de todo, el 93% de las población no cumple los objetivos que se ponen a primeros de año. Es más, el 80% los abandonan a las dos semanas.

Sólo el 7% llegan a cumplirlos.

Ese 93% de la población… se complican la vida.

No es que el objetivo sea muy ambicioso. Tampoco es que carezca de oportunidades. Simplemente, se complica la vida.

¿Eres tú uno de ellos?

¿Te complicas la vida con las intenciones de ahorro?

¿Buscando un trabajo nuevo?

¿Queriendo desarrollar una habilidad en casa?

¿O simplemente, disfrutar de tu tiempo?

Hay únicamente tres pilares que marcan tu tiempo, tu tranquilidad, tu seguridad… a diario.

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Y los tres, están interrelacionados.

Sin trabajo, no hay ingresos.

Sin ingresos, es complicado que llegues a controlar tu dinero… y puede estresarte hasta tal punto que tu vida personal quede contra las cuerdas.

Hacer un infierno de tu día a día.

Normalmente, irás dejándolo correr porque tienes otras urgencias que atender, otros fuegos que apagar… PERO:

¿Qué opinas de las bombas de relojería? 

¿Prefieres que explote y saque toda la mierda cuando estés desquiciado, frustrado y con todo pendiendo de un hilo?

¿Y quién soy yo para decir esto?

Me llamo Ana Chacorrén, y soy Licenciada en Administración y Dirección de Empresas. Para mí siempre han sido más fáciles los números, por lo que me especialicé en Finanzas e hice un Máster en Gestión y Dirección Bancaria.

En 2010, en plena crisis financiera a nivel mundial, me abrí paso en distintas entidades, trabajando para unas y otras durante 7 años. Puedes ver mi historial laboral aquí, tampoco voy a contarte todo mi currículo.

Me compliqué mucho la vida. Era una red de telarañas, concadenando contratos. Eso sí, puedo decir que no paré de trabajar, y que los compañeros de oficina luchaban porque siguiera con ellos cuando mi contrato se iba a la mierda acababa.

Sin embargo, la banca fue cambiando a pasos agigantados en esos años, y en 2017 me desvinculé totalmente de ese sector (y eso que llevaba más de 4 años sin cambiar). Desde entonces, soy Responsable de Logística y Compras.

Soy una persona muy analítica, y me apasionan los procesos:

  • Qué se repite más
  • Cómo se hace cada vez: ¿Actuamos de forma diferente o siempre igual? ¿Hasta qué punto somos  conscientes? ¿Cuántas veces se falla hasta que sale bien?
  • Crear un sistema, uno que funcione. Uno que se pueda adecuar a cada uno.

Porque no todos somos iguales, ni tenemos los mismos intereses. 

Puede que, para ti, un día perfecto sea tomar sol en la playa como una lagartija, desde que el sol sale hasta que se pone; mientras que para mí sería desayunar en la terraza un buen café, leyendo el periódico, bajar a media mañana a la playa para dar un paseo por la orilla, meterme a saltar las olas, y subirme a comer a las cuatro de la tarde y echarme la siesta hasta las ocho de la tarde, que aprovecho para ir de chiringuitos y tomarme una cerveza bien fría, o un tinto de verano.

Oye, pero puede que odies la playa. Cualquiera de esos dos planes te horripilarían.

Lo mismo pasa con la mayoría de los sistemas que venden por ahí, que asesoran, que te ordenan lo que tienes que hacer.

Inviertes Gastas tu dinero. Porque no obtienes los resultados que esperas.

No van con tu personalidad, ni con tus intereses.

Por decirlo de una forma decente… No son válidos para ti. Por eso, no funcionan, por mucho que culpes al que te los ha vendido.

Aquí hablamos de números, de procesos, de sistemas.

Y de mentalidad.

Porque sin el enfoque apropiado, no vas a ser capaz de adaptarlo a tus verdaderas necesidades.

Los números no mienten.

Los sistemas son adaptables.

El único cambio de chip que hay que hacer es de mentalidad.

No voy a poner lo que opinen otros, porque como te decía antes… sus intereses pueden ser distintos a los tuyos, así que está totalmente fuera de lugar.

El cambio viene de uno mismo, no puede ser impuesto, o influenciado por otros. Aquí explico el por qué.

Es tu decisión.

Si todavía es pronto para ti, no hay problema, todos necesitamos un tiempo de adaptación. Un tiempo para meditarlo, rumiarlo… como hace una oveja con la comida, que primero engulle y luego, cuando está sentada, regurgita la comida y se dedica a masticarla.

En caso de no ser tu momento, tienes dos opciones:

Puedes acceder al blog y echarle un vistazo

Y, si quieres saber un poco más de mí… siempre puedes contactar conmigo o suscribirte a mi boletín semanal

La pregunta es, ¿crees que puedo llegar a enseñarte algo?

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