Resulta irónico que puedas aprender a mejorar tus dotes de comunicación a través de cómo actúa una persona introvertida.
Principalmente, porque los introvertidos son todo lo contrario:
- Callados
- Retraídos
- Incluso esquivos
Sin embargo, y en base a haber trabajado con varias personas introvertidas, a mí me han enseñado cosas muy buenas. De hecho, tengo una persona a mi cargo con esta faceta, y me alucina ver cómo actúa.
Mi trabajo me exige hablar continuamente con distintos tipos de personas:
- Comerciales de mi propia empresa – negociar con ellos los precios que están negociando con clientes.
- Clientes – que pueden estar impacientes para tener su material, un presupuesto, discutir un precio, negociar una devolución, una fecha de entrega.
- Proveedores – ya sea de material o el propio transporte, de modo que se cambian las tornas y me vuelvo más exigente para conseguir lo que me han pedido que consiga
- Compañeros de oficina – dando instrucciones o recibiéndolas, mediando entre compañeros y superiores…
Vamos, que no me aburro. Cada persona es un mundo, y mi puesto de trabajo implica una versatilidad y un grado de adaptación grande… porque todos y cada uno de los componentes podemos tener un buen o mal día.
Cómo trabaja un introvertido
Por no dar nombres, lo voy a llamar Pepe. Debo decir que, cuando entró a trabajar, la primera semana tenía algunas dudas, porque se ponía muy nervioso (a veces soy demasiado enérgica, y su compañero más) y cometía fallos por eso mismo, para no cometer fallos iba más lento de lo que me gustaría… y, encima, no hablaba tan apenas.
Pero Pepe cambió drásticamente cuando se tuvo que quedar solo, después de dos semanas en la empresa, para sacarse las castañas del fuego.
Pueden (y prefieren) trabajar solos
Cuando Luis se fue de vacaciones, y Pepe se quedó sólo en el almacén, empezó a rendir correctamente. El simple hecho de no tener a una persona encima mirando cómo hacía las cosas para asegurarse de que lo hacía bien, corrigiéndole cada dos por tres, lo tranquilizó.
Iba a su ritmo, se aseguraba de cómo debía prepararlo… y sólo cuando no encontraba algo, o había acabado, llamaba para pedir ayuda o más trabajo.
Realizan más trabajo que el resto
Al trabajar de forma independiente, suelen trabajar de forma consecutiva.
Su perfil suele ser más ejecutor, sobretodo al principio, porque se sienten más incómodos en dar su opinión por poder crear un conflicto.
Son, generalmente, menos conflictivos
Su carácter, de por sí, es más calmado que el del resto de personas, y prefieren una conversación pausada a una que les haga sentir violentos.
Por ese motivo, suelen intentar evitar las discusiones, o dar su opinión de una forma más calmada.
Escuchan más que hablan
El hecho de callar más que hablar para dar su opinión les invita a escuchar al resto. Toman notas mentales de lo que les dicen, lo asimilan y lo adaptan a su forma de trabajo en la medida de lo posible.
Cuando hablan, dicen lo que piensan de forma calmada
Prefieren un grupo más cerrado, con menos gente. Se sienten más cómodos cuando no tienen demasiados ojos sobre ellos.
Por eso, ante una conversación grupal, son cuidadosos con las palabras que eligen, siendo más políticamente correctos.
Dedican tiempo para verificar y responder toda la correspondencia
Prefieren la vía escrita porque les da más espacio. No es invasivo en su burbuja, y tienen más tiempo para pensar qué es lo que quieren poner y de la forma en que quieren que aparezca.
Revisan y corrigen lo que escriben, antes de enviarlo, de modo que pueden evitar palabras negativas que, con las prisas, salen solas. Piensa que evitan los conflictos interpersonales, por lo que tienden a ser amables en sus contestaciones.
Cinco claves para mejorar tu comunicación
¿Qué podemos aprender de este tipo de trabajo? ¿Cómo podemos incorporarlo en nuestra forma de expresarnos?
Hacer preguntas abiertas para que la conversación fluya
Cuando estás acostumbrado a que te escuchen, a ser el centro de atención… Sueles participar más activamente en dar argumentos que a preguntar al resto.
Y, si preguntas, son para respuestas cerradas, de sí o no. Buscas el sí de los que tienes frente a ti, por lo que a veces incluso continuas argumentando después de haber hecho la pregunta.
En vez de eso, y para dar pie a escuchar la opinión de los demás y aprender de ellos, utiliza preguntas de respuesta abierta, porque no siempre vas a tener la razón en todo lo que digas, y si piensas lo contrario… verás que acaban dándote la razón pero sólo para que te calles.
Cómo…
…has hecho…
…has conseguido…
Da pie a que se expliquen sobre procedimientos y procesos
Qué/Cuál…
Te acuerdas qué pasó…
Cuál era…
Qué método usaste…
En qué hotel reservaste… Cómo era…
Ya no sólo importa el proceso para que lo implantes por primera vez, reconoces que su elección en su momento fue acertada, y te gustaría saber qué hizo y cómo. Solicitas información, ayuda.
Por qué…
Qué es lo que te llevó a elegir…
Por qué usaste esto en vez de aquello…
Quieres entender por qué actúa como lo hace, qué es lo que ha pensado para usar algo que tú no has visto.
La idea de utilizar este tipo de preguntas… es buscar respuestas largas, en vez de recurrir a las típicas respuestas de sí o no para seguir hablando y/o cambiar de tema.
Establece contacto visual
De primeras, puede parecer que un introvertido no mira a los ojos porque, al ser más huraño, evita el contacto visual. Sin embargo, cuando se dedican a escuchar a los demás, prestan atención y los miran fijamente. Les interesa lo que dices, te prestan atención. En vez de hablar a un público grande, diáfano, céntrate en mirar a los ojos a la persona con la que mantienes la conversación. Si hay varios, asegúrate de observarlos a todos en vez de ojear a las masas.
Escucha para comprender, no para hablar tú después
Hay muchas veces en las que, cuando estás dejando hablar a la otra persona, estás tan concentrado en tu discurso que, al escuchar una frase, empiezas a pensar en cómo rebatirlo, en vez de dejarle acabar.
No se trata de ganar todas las conversaciones, o de llevártelo todo a tu terreno sin que te importe lo que piense el resto.
Espera a que acabe, no interrumpas, y piensa después de que haya acabado su argumento, antes de que empieces a hablar de nuevo.
Comparte tus historias también
Eres humano, aprovéchate de ello. Los humanos cometen errores como los demás, no son dioses del Olimpo que hacen todo a la perfección.
En la conversación, y sólo si tiene algo que ver con lo que se está hablando, puedes contar alguna historia personal, más íntima, y sin aires de grandeza. Somos personas sociales, y necesitamos ver que estamos ante otra persona y no ante una máquina.
¿Tienes algún amigo introvertido? ¿Has visto algún rasgo en este artículo? ¿Crees que lo aplicas ya en tu día a día? ¿Que nos hemos dejado alguna cosa en el tintero?