¡Cómo comprar en las rebajas!

No sé la de veces que me ha dicho mi madre lo diferente que éramos mi hermano y yo de pequeños en relación con las compras.

Así como mi hermano pedía algo, y con un NO rotundo de mi madre ya dejaba de pedir, yo era más inconformista. Una niña adorable de ricitos dorados que empezaba:

  • ¿Compramos esto?
  • No
  • ¿Y esto?
  • No
  • Pues entonces, ¿esto?
  • Que no
  • ¿Y esto?

Hasta que se cansaba. Y no hablo de compras en ropa, hablo de incluso ir al supermercado. Según mi madre, para mí lo importante era comprar.

Soy una persona consumista, jajaja.

Es más, el primer día de rebajas de este año, fui en busca y captura de un vestido, unos zapatos y unos botines… Y me encontré con la friolera de:

  1. Los botines, que habían sido rebajados, no había número (problemas de tener un pie común como es el 38)
  2. De los zapatos tampoco había talla, y eso que habían decidido no rebajarlos.
  3. El vestido, que llevaba viéndolo 3 meses, había sido clasificado como nueva temporada.

¡Olé!

Menudo ojo el mío. Y lo que es más, había tanta gente y tantos bloques de ropa tirados por todos lados que era imposible ver algo que pudiera llamar mi atención… Y todo por una simple razón: había querido evitar mi habitual modus operandi de:

  1. Ir a las tiendas la semana anterior
  2. Ver con calma y sin gente la ropa, probármela para ver qué talla iba a necesitar
  3. Hacer una foto a la etiqueta
  4. Tal cual aparecía el mensaje en mi correo de: ¡Empiezan las rebajas! acceder a la página web y comprar lo que quería.
  5. Y, una semana más tarde, ir a recoger el paquete a la tienda y olvidarme de las masas.

¿Qué he conseguido en estas rebajas?

Acabar en la sección de nueva temporada y comprarme un vestido, hacer una fila de 15 minutos para pagar, y marchar escopeteada y molestándome con los empujones.

Eso sí, ¡gasto mínimo! (Aunque pienso volver a las rebajas, una vez pase la euforia inicial)

¿Por qué?

A las rebajas normalmente vamos a ver qué cae…

Y es el mayor error que cometemos.

Por ese motivo, este año he decidido hacer las cosas con más conciencia.

Piénsalo bien:

  • ¿Qué es lo que más compras en rebajas?
  • ¿Vas con una idea fija?
  • Cuando vas por las tiendas, ¿vas a por lo moderno? ¿A por lo utilitario? ¿O a lo que te llame la atención?
  • Y la pregunta estrella: ¿Tienes algo muy similar?

Y te pregunto esto por una simple razón: yo he llegado a tener en mi armario 4 pantalones vaqueros negros exactamente iguales, con una leve diferencia… El color que van perdiendo con forme los lavas.

O, por ejemplo, también he llegado a tener 5 camisas a rayas. Eso sí, en distintos colores, o con una diferencia en el cuello o en los puños… Pero todas a rayas.

¿Los necesitaba?

No. Pero eran diferentes, y tengo que completar mi armario.

Ese es el razonamiento que le doy a mi cabeza para seguir comprando, seguir gastando.

¿Te pasa?

Pregunta: ¿Qué te pones después de las rebajas?

¿Te olvidas de lo que ya tenías y te pones sólo lo nuevo?

Si es así, me temo que sufres el llamado: The shiny object Syndrome.

El síndrome del objeto brillante.

Dime si cuando vas paseando por la tienda, entre empujones, no ves algo que te llama la atención. Lo coges, lo tocas, te lo pones por encima de la ropa con percha incluida, haciendo fila para verte delante de un espejo y decidir si te lo vas a probar.

Es bonito, ni siquiera te planteas si tienes algo parecido. Después de todo, la mente tiene mala memoria, y menos para lo que nos interesa…

Vas al probador, aún a sabiendas que ese corte te queda de maravilla (porque ya lo has llevado antes), y da igual que ese antes haya sido la semana pasada con una pieza de tu armario.

Cuando te lo has puesto, te ves exultante y, entonces, te haces la pregunta: ¿Cómo no voy a comprármelo? ¡No lo puedo dejar escapar! Y menos, ¡con este precio!

Te lo llevas y, en casa, le haces hueco en tu armario, echando a un lado uno que prácticamente es igual al que has comprado.

El otro ya lo tenías. Esa prenda ya no brilla.

¡¡ERROR!!

¿Por qué? Te estarás preguntando.

¿Te has vuelto loca, Ana? Me dirías a mí si me tuvieras delante.

No. Por ahora sigo intentando aparentar cordura. Es que esto ya me ha pasado. ¡Si antes te he dicho que tengo 5 camisas a rayas, y 4 pantalones negros!

Si has hecho compras ya en rebajas, echa un ojo a tu armario y dime si no tienes algo parecido a lo que has comprado. Es más, te reto a que me digas: ¡Todo lo que tengo es distinto!

No es broma, este reto va en firme. Es más, si lo consigues, después de quitarme el sombrero, voy a pedirte que me digas cómo lo haces… Porque quiero aprenderlo.

Por otro lado, si todavía no has ido a las rebajas… Antes de ir, hazte estas preguntas:

  • ¿Qué es lo que tengo, y qué es lo que me falta?
  • Lo que quiero comprar, ¿en qué quiero utilizarlo?
  • ¿Realmente lo necesito, o es un capricho?
  • ¿Me lo puedo permitir?
  • Y la pregunta estrella cuando estés en la tienda: ¿Se parece a algo que tengo?

¿Se te ocurre alguna pregunta más que pueda ser interesante? ¿Que tú te hagas cuando vas de tiendas?

Y tú, ¿cómo compras en rebajas?

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