La pregunta del millón: Qué quieres comer hoy

Si me gustara jugar, apostaría a que esta pregunta te la ha hecho tu madre infinidad de veces, y que de tu boca ha salido otras tantas.

Alguna vez, incluso puede que a ti mismo. Y es que, cuando toca cocinar para toda la semana, empieza un buen quebradero de cabeza, porque:

  • La comida debe ser equilibada – hay que comer de todo
  • Es mejor elegir alimentos frescos y no procesados o ultraprocesados
  • Está lo que te apetece, lo que deberías comer… y lo que está a punto de ponerse malo

Más aún, si te pasa como a mí. Que vivimos dos, pero cocinamos para más veces, y cuando aparece mi madre por la puerta de casa (o la de Enrique), viene con una bolsa llena de tuppers y es la de:

“Acabo de hacer compra y he cocinado, y se me va a poner mala: o la compra, o la comida ya hecha… tuya y/o mía, si no es la de las dos”

Y acabas comiendo a desgana, porque encima, abres la bolsa y te ha hecho lo mismo que has comido el día anterior. 

Bendita Ley de Murphy. ¡Con lo que me gusta comer!

Por eso, y para no perder tiempo pensando todos los días qué vas a hacerte de comer al día siguiente, ahorrar en tu compra semanal, y que se repitan las comidas porque vas como el camión de la basura comiendo restos de días anteriores…

Haz tu propio menú

Hay millones de plantillas en internet para que lo imprimas, aunque si tienes agenda puedes hacer lo que hago yo… que es apuntar en el día lo que vamos a comer y cenar.

Sí, soy así de rudimentaria…

Sin embargo, mi forma de diseñar el menú es bastante más aparatoso, y te explico por qué:

  • Miramos cómo va a ser la semana de complicada
  • Cuánto tiempo tendríamos para dedicar en la cocina
  • Cuál es la verdura/fruta/pescado de temporada…
  • Elegimos platos… en base a esta tipología de lista:

El día del festín

Durante muchos años, mi madre fue cocinera de un comedor escolar, y en vacaciones echaba una mano en el Balneario de Panticosa (y hablo de una mujer ya jubilada, así que de esto… hace tiempo).

Las madres le preguntaban cómo hacía la comida, porque sus hijos comían mejor en el comedor que en su propia casa. Y los ahora ya adultos siguen diciéndole cuando la ven: “Anda que no me acuerdo yo de los miércoles de macarrones con tomate”.

Total, que un día le pregunté yo que por qué los miércoles, y me contestó esto:

Así llegan con más ánimo al ecuador de la semana.

Y tenía toda la razón del mundo. La comida que más aprecio tiene por parte de los enanos (y no tan enanos) suele ser la pasta, ¿qué forma de incentivar el ir al colegio podía tener mi madre? El estómago.

Dándole vueltas, vi que todos tenemos un día malo en el trabajo. El mío suelen ser los lunes, que además de recibir el transporte, después de trabajar voy a clases y mi horario se resume de 08:00 a 19:00 sin parar nada más que una hora para comer.

El de Enrique, por el contrario, son los viernes. Acaba la semana jurando en hebreo y arameo. De hecho, como él tiene más vacaciones que yo por convenio, se va cogiendo viernes sueltos sólo por intentar cambiar la mentalidad respecto a ese día de la semana.

Y, si preguntas a los de tu alrededor, seguro que hay un día que se ofuscan más que el resto, o que se les echa más cuesta arriba. Un antiguo compañero de trabajo siempre decía: Los martes, peores que los lunes.

Ese día, es el día del festín. Y con festín me refiero a que comas el menú que más te guste. Si cocinas para más de uno y coincidís en el día… Alterna por semanas.

Date tu capricho.

Día detox

Te vas a reír, pero… Hace tiempo que dejé de pesarme los lunes. 

Como el fin de semana hago lo que no hago entre semana… me he dado más de un disgusto el lunes sin tener por qué 🙂

Por eso mismo, el martes para mí es el día detox, que implica que es el día más sano de toda la semana. Cocina hervida, escasez de aceite y sal, sin pan… 

Básicamente, es un día de dieta blanda, como cuando te duele la tripa (por no decir que te conviertes en el mejor amigo de Roca).

Resto de la semana

Cocina mediterránea, y experimentos varios.

Realmente, me he asfixiado tanto intentando informarme sobre una alimentación saludable, que lo he dejado a parte. 5 piezas de fruta diarias, 3 de verdura diarias, pescado y carne, proteínas, hidratos…

Por no hablar del azúcar, los millones de tipos de dietas que existen, los problemas que llevan asociados todas y cada una de ellas…

Y lo más importante, que lo que para mí puede ser sano, para ti… igual no.

Cuando no crear tu menú

No soy quién para decirle a nadie cuándo debe hacer las cosas, aunque sí que creo que es mejor avisar de los peores momentos para hacerlas… Además, como la lista podría ser interminable, voy a intentar reducirla:

  • Festivos
  • Empacho
  • Tienes hambre
  • Vas exhausto

La explicación es sencilla, es malo si:

Festivos

Ok, ahora hay muchas tiendas que abren los domingos y festivos, incluso hay mercadillos el domingo por la mañana… Sin embargo, no tienes variedad. Vas a morir al palo.

Si, por ejemplo, sueles hacer una compra los domingos porque te gusta una tienda concreta para un producto concreto… No hay problema, cómpralo. Pero el groso de la compra, cuanta más variedad puedas tener, mejor.

Empacho

Como no tienes hambre, o ni siquiera tienes ganas de pensar en comida, lo vas a hacer a mala gana.

Cuando me mudé de residencia de estudiantes a piso, mi madre me preguntaba qué me iba a llevar los domingos después de comer. Todo me parecía demasiado. Y luego, cuando iba por mitad de semana, ya se habían acabado los tesoritos de mi madre y, como no me había hecho nada… Empezaba a malcomer.

Hambre

Igual que si vas a hacer la compra con hambre, te vas a llevar más cosas de las que tenías pensadas (y, la gran mayoría, no demasiado buenas para tu salud), cuando haces un menú con hambre, nada va a ser suficiente.

Exhausto

El cansancio no suele ayudar mucho a tomar buenas decisiones. Ocurre prácticamente lo mismo que con el empacho.

Sólo quieres acabar para poder descansar, por lo que pondrás lo primero que se te pasa por la cabeza, sin mirar si hay variedad y que tenga sentido.

Esbozos para elegir cuándo hacerlo

Yo lo he intentado hacer en varios días distintos de la semana, y al final… el que más me ha gustado es el viernes por la mañana, mientras desayuno.

Puedo comprar el viernes por la tarde, o el sábado.

No me persigue el tiempo, puedo cocinar el domingo (generalmente cocino dos días, el otro es el miércoles), suelo estar más descansada… Para mí, es el día ideal.

Para hacer el menú, a parte de tener en cuenta el día del festín y el día detox, tengo en cuenta varias cosas:

Durabilidad de los alimentos frescos vs. secos

Con la comida fresca, es una manía que me ha entrado ahora, porque no veía normal que una ensalada cortada durara casi una semana abierta en el frigorífico… cuando si compras la lechuga completa y la cortas, se empieza a oxidar (ponerse marrón) a los 5 minutos, a no ser que la pongas en un recipiente lleno de agua (a veces, ni con esas).

También me ha pasado con la carne cortada cruda, que tarda mil en hacer cara y empezar a oler de forma preocupante… En vez de cuando la compras en bloque envasada al vacío, que tal cual la abres tienes que cortar todo y cocinarlo o congelarlo.

Por otro lado, están los alimentos secos, congelados y embotados. Esos que puedes comprar y tener más de un mes sin utilizar. Por mucho que digan que es mejor comprar todo fresco, que si no pierde nutrientes… A veces, es más conveniente. Si no, que se lo digan a mi madre, que una de las cosas que le dijeron cuando iban al médico con mi padre fue que, por ejemplo, las judías verdes eran mejor congeladas que frescas, y embotadas mejor que congeladas… Para reducir el potasio, que a mi padre no le va nada bien.

O, por poner otro ejemplo no ligado a una enfermedad crónica, es la facilidad de almacenar comida (legumbres, plantas como cebollas, ajos…) e ir utilizándola conforme la vas necesitando, o simplemente por no tener que ir a comprar.

Lo que tengo en la nevera

No hablo de la comida que tengo hecha, sino de lo que puedo hacer con lo que tengo ya comprado.

Odio tirar comida, y dado que la gran mayoría de las veces cocino para una o dos personas, un kilo de zanahorias me puede durar una barbaridad porque no me sale comerla cruda. Y cuando hablo de zanahoria, hablo de queso, embutido, verdura…

Carne y pescado lo miro, pero siempre está en el congelador. No es porque sean más perecederos, sino por el tiempo que pueden llevar ahí. Aunque lo compre fresco/crudo, el pescado siempre lo congelo (da igual lo que sea) un mínimo de 2-3 días por el anisakis, y la carne la compro en piezas grandes y luego fileteo o la corto y ya la congelo para que no se eche a perder.

Cuándo voy a ir a comprar

Mi menú alterna alimentos que ya tengo vs. que tengo que comprar… Es más, cuando Nestle sacó su menú planner, me encantó, porque incluso te dan opción de buscar recetas que crear con un alimento. Aún no lo he usado del todo, sólo lo he investigado, pero te iré contando.

A parte, como yo cocino dos días a la semana a lo grande, por no estar todo el día con las manos en la masa… Divido la compra según:

  • Cuándo voy a cocinarlo
  • Lo que dura fresco y, adicionalmente, cocinado
  • Ofertas que pueda haber en las distintas tiendas en las que me gusta comprar
  • Tiempo que puedo estar en el supermercado
  • Gente a la que voy a tener que esquivar (porque, no sé si a ti te pasa, pero parece que todos pensamos en hacer la compra al mismo tiempo)

Espacio disponible

Lo creas o no, es un punto muy importante. Ya no sólo porque parece que tienes que ser campeón del Tetris para meter toda la comida en el congelador o la nevera, y que muchas veces ni siquiera hacemos bien, sino porque yo he tenido graves problemas de espacio.

Compartir piso significa compartir espacios comunes. Imagina una nevera pequeña, de estas que ponen en los pisos vacacionales con el congelador minúsculo en la parte de arriba en vez del bueno de tres cajones abajo (o incluso en otro electrodoméstico a parte…) y compartir, esa ridiculez, con dos personas más, ¡o incluso tres!

Encima, pones toda la comida dentro de bolsas de distintos colores, un color por persona, para que nadie se coma tu comida.

¿Cocinar varios platos para distintas semanas y congelar los tuppers? No cabe.

¿Poder poner los alimentos con un orden lógico dentro de la nevera? Tienes tu balda asignada, así que eso es imposible.

¿Hacer la compra y la comida día a día?

¿Quién tiene tiempo para eso?

Planificas, compras, y sigues tu dieta a rajatabla. Haces un menú que te guste y disfrutes, y eliminas aquello que comprarías por si acaso, o simplemente por puro vicio.

Tu bolsillo lo nota, por no decir que encima tu cuerpo lo agradece.

Y esto… te lo dice una persona que decidió cambiar el hábito cuando un día se encontró comiendo cereales a mediodía porque tenía demasiada hambre y pasaba de bajar a comprar comida…

¿Has sufrido esta situación alguna vez? ¿O una parecida? ¿Sueles planificar o eres más improvisador con tus menús diarios?

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